CAPÍTULO 3
Llegaba a mi casa cuando mi madre estaba
recogiendo los platos de la comida:
-Brittany, no has
venido a comer- Dijo enfadada.
-Mamá, estaba con
Jas, lo siento- Contesté dándome cuenta de que no la había avisado
-Me da igual, no
has venido a comer- Todavía parecía molesta.
-No tenía hambre-
dije desganada.
-Bueno, la próxima
vez me llamas ¿vale? – Me miró seria, aunque algo menos enfadada.
-Vale, de acuerdo-
dije con tono aburrido.
Subí a mi
habitación cuando me encontré a mi hermana con todo mi maquillaje.
-¡Lialian!, ¿eres
tonta?- dije gritando
Se giró
sorprendida, estaba tan ensimismada pintándose los labios que no se había dado
ni cuenta de que había entrado a mi habitación.
-¡No me grites!-
Dijo mientras salía corriendo de mi cuarto, dejando todo el maquillaje
esparcido por el suelo.
-¡Grito lo que me
da la gana! Y además no lo haría si dejases mis cosas en paz. – Grité hacia el
pasillo mientras ella se alejaba.
-¡Pues a mamá vas!-
Contestó ella mientras bajaba las escaleras.
Lilian tenía 6
años, una diferencia de edad conmigo bastante grande, pero ella me quería
mucho, aunque discutiésemos a menudo.
Era rubia, quizás
más oscura que yo, pelo muy rizado y cuando quería podía llegar a ser
inaguantable, pero para mi era especial, la quería muchísimo. Pero eso si,
cuando Lilian tocaba mi maquillaje, yo podía llegar a ser muy cruel con ella.
Bajé al salón y ,
como no, allí estaba Lilian junto a mi madre. Al verlas me intenté
escabullir.
-Brittany- Me
llamó mi madre. Demasiado tarde. Solo usaba mi nombre completo cuando estaba
enfadada.
-¿Qué quieres?- Pregunté imaginándome lo que venía a
continuación.
-Que te disculpes
con Lilian.- Dijo con tono cortante. Cómo no, ¿que iba a ser si no?
-Jamás- dije con
voz peliculera.
-¿Porqué no?-dijo
dulcemente.
-Ha usado mi
maquillaje, me ha destrozado tres pintalabios y encima me ha gastado medio bote
de pintauñas. – Dije casi gritando.
-No pasa
nada, ella también quiere pintarse las
uñas, como tú. – Dijo intentando justificar el comportamiento de mi hermana.
-Mamá, ¡las uñas
de los pies!- dije enfadada.
Lialian soltó una
carcajada que hizo que me enfureciera aun más y saliera detrás de ella.
Empezó a correr derecha
a su habitación y me cerró la puerta en las narices.
-Lilian, ya verás
cuando salgas…- dije amenazante.
-Pues no me vas a
pegar -y me hizo una pedorreta-
-Que infantil eres-
contesté con aire de superioridad.
-Pues como tú-
Dijo ella intentando quedar por encima mía.
-Bicho, no piques…
Se rió de forma
burlona. Lo único que conseguía era irritarme todavía más.
Me fui ha mi
habitación, lo recogí todo y miré el móvil, tenía 20 mensajes de parte de Jas y
de los amigos de Erik.
Todos trataban de
un accidente en la pista de skate que era donde estaban siempre, en la
que habíamos estado hace un rato.
Dejé un posit en
la puerta diciendo que volvería tarde. No sé si mi madre entendería la letra,
la escribí todo lo deprisa que pude y salí pitando hacia la pista.
Cuando llegué ví
que Erik estaba en una camilla metido en una ambulancia. ¿Tenía que pasarle
justo a él?
-¡¿Qué ha pasado?!
– Pregunté alarmada.
-Nada, que me he
ido de la pista y un coche me ha dado un golpe pero no ha sido nada… -
Contestó, intentándose quitarle importancia.
-Pero tú estas
bien ¿no?- dije preocupada.
-Sí, solo me he
roto el brazo, no es nada, lo único que ya no podré surfear… -Contestó haciéndose
el duro.
-¡¿Te has roto el
brazo?! Pf… siento que no puedas surfear…- le contesté triste.
-Tú no tienes la
culpa. Siempre te andas disculpando sin tener nada que ver. –Me miró de forma
dulce.
-Ya lo sé, no sé
por que.- sonreí.
-Yo si lo sé- dijo
el con cara de pícaro.
-¿Por qué?-
pregunté con interés.
-Porque eres la
mejor.- dijo sonriéndome.
-Gracias, pero tu
eres el mejor en todo. – Yo también sonreí.
-¿En que me
atropellen coches también?- dijo insinuando.
-Claro.-sonreí de
nuevo- Fíjate, tienes un brazo roto y te
dedicas a hacer bromas.
Me fui con
el en la ambulancia. Al llegar al hospital le pusieron una escayola en la que
me dediqué a pintar corazones con una B y una E. Al cabo de un rato fuimos a su
casa. En cuanto les avisamos de que estábamos allí, todos decidieron venir. Fui
a abrir la puerta.
Era Jas, que me
cogió de la muñeca y me llevo a una esquina:
-Bueno, ¿y que tal
está Erik? – me preguntó
-Bien, solo le han
puesto una escayola. – dije mientras me frotaba la muñeca.
-Vayamos a verle.
Luego te cuento, aquí hay demasiada gente…
Me di la vuelta
para ir a despedirme de Erik, ya tenia llena la escayola de dibujos de sus
amigos. Me hice paso entre todos, le dí un beso y me fui con Jas.
Nada más entrar a
mi casa, Lilian fue corriendo a su habitación, y se cerró.
-¿Que ha
pasado?
-Nada, lo de
siempre, ha cogido mi maquillaje- dije suspirando.
-¿Lilian sabe que
en esos momentos puede estar en peligro de extinción?- dijo Jas con una risa en
tono irónico.
-Jajajaja que
graciosa- sonreí yo también.
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