domingo, 15 de abril de 2012

CAPÍTULO 6


CAPÍTULO 6


Estaba tensa y asustada, pero a la vez me sentía como una aventurera. No les habíamos dicho nada a nuestros padres por temor a que no aceptaran la relación, aunque no había motivo evidente.
Me puse los shorts, y las chanclas, empecé a hablar por el móvil, mientras sujetaba las gafas de sol con los dientes, me conecté al Whatsapp y me puse a hablar con Jas. De repente, de una calle salió Alan, dándome una palmadita en la espalda, a la que yo reaccioné sobresaltada. Sabía que era Alan, había escuchado antes su voz. Ni si quiera me giré para mirarle cuando se me cayó el móvil, dejando por el suelo la batería, la tarjeta y la tapa trasera del móvil. Me agache a recogerla, mientras que Alan me hablaba.

-          No se lo digas a Jas.- me dijo Alan.

-          ¿Decirle el qué? –contesté .

-          Me he encontrado con Zac.-

-          ¿ Encontrado o has ido a buscarle?

-          En realidad me ha pillado por sorpresa

-          ¿ Y que ha pasado?

-          Mírame a la cara y lo sabrás.- dijo entristecido.

Nada más girarme, vi que tenía el ojo morado e hinchado. Fuimos a mi casa, donde le puse una bolsa de hielo, y cuando le empezó a bajar la hinchazón, le seguí preguntando sobre lo sucedido.

-          ¿ Pero que habéis hecho para tener un ojo morado?

-          Nada, que ha cogido y me ha pegado un puñetazo – contestó arrepentido.
-          ¿ Y lo dices así?

-          Si, pero por favor, no se lo digas a Jas…

-          Jas ya lo sabe. –dije haciendo que se quedara sorprendido. –Pero solo sabe que fuiste a amenazar a Zac.

-          Pero yo no fui a amenazarle, no se ni como se ha enterado de que estoy con Jas.

-          Pero no estás con Jas, por lo menos aún no.

-          Ya, pensaba ir a pedirle que saliese conmigo, pero no puedo ir con un ojo morado.

-          Te entiendo. Bueno, podemos ir a explicarle todo lo que ha pasado, o te puedes quedar en mi casa hasta que te baje la hinchazón.- dije dándole a elegir.

-          Prefiero tu casa- contestó sonriéndose.



Subimos a mi cuarto, el se sentó en mi cama, apoyado en la pared, quitándose las zapatillas, mientras que yo, me sentaba a su lado y me descalzaba.

La bolsa de hielo empezaba a gotear, pero hice caso omiso y entré con el portátil en tuenti.

Tenía 2 mensajes privados. Jas, como era de esperar, y otro de Erik.

En el mensaje de Jas leí:

No se si hacerlo, pero creo que quiero pedirle salir a Alan. ¿Qué debo hacer? Te quiero.

Se lo enseñé a Alan, que estaba entretenido con las gotas que caían. Se ruborizó lo suficiente como para que sus mejillas se pusieran rojas. Lo que hizo sacarme una sonrisa.

Alan se levantó y fue ha quitarse la bolsa de hielo, la dejó derritiéndose en mi bañera.
Aún tenía el ojo morado, pero por lo menos no lo tenía tan hinchado.

Se volvió a sentar en la cama, mirando de reojo mi portátil, yo mientras tanto, leía el mensaje de Erik:

Preciosa, ¿Qué tal estás? . No viniste a verme esta tarde… me sentí solo. ¿Vendrás mañana? Te quiero y buenas noches.

No me había dado cuenta de que ya era de noche, mis padres estarían a punto de decirme que era hora de cenar.

-          Bueno, ¿ te acompaño a tu casa?- le pregunté a Alan.

-          No, da igual, tampoco tenía pensado ir allí.- contestó mirando al suelo.
-          ¿ Y porque no?- pregunté curiosa.

-          Como mis padres vean mi ojo no me dejarán salir, te lo aseguro, y quiero ver a Jas.

-          ¿Y donde tienes pensado ir?

-          ¿ Donde Erik?- dijo no muy convencido.

-          Si vas allí, la habrás cagado. Harás que se meta Erik, y creo que ninguno de los dos queremos eso.- contesté seca.

-          ¿Y donde voy?- preguntó mirándome a la cara.

-          Te quedarás en mi casa.

-          ¿En la habitación rosa? – dijo mirando las paredes, pero a la vez sonriendo.

-          ¿Prefieres no ver a Jas?- dije contraatacando.

-          Creo que me está empezando a gustar el rosa, ¿sabes?- contestó sonriéndose.

-          Voy a cenar, ahora te traeré algo –dije acercándome a la puerta.

-          Gracias, enserio. –dijo él con media sonrisa.

Al volver de la cena, había conseguido traer un poco de ensalada y unas natillas. A si que nada mas subir, se lo entregué.

-          ¿Qué has estado haciendo?-pregunté.

-          Hablando con Jas. –dijo moviendo el tenedor en la ensalada.

-          ¿Y que te ha contado?

-          Nada, que qué tal… ya sabes…lo de siempre.-dijo triste.

-          Bueno, ya cambiaréis de conversación.- le dije intentando animarlo.

-          Cambiando de tema. ¿Tus padres saben que estoy aquí?

-          No. Ni lo van a saber ¿Vale?- Le dije intentando que me obedeciese.

No había dos camas, a si que, intenté que me dejara que yo durmiese en el suelo, pero el se negó, a si que terminamos en la cama los dos juntos.








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