CAPÍTULO
6
Estaba tensa y asustada, pero a la vez me
sentía como una aventurera. No les habíamos dicho nada a nuestros padres por
temor a que no aceptaran la relación, aunque no había motivo evidente.
Me puse los shorts, y las chanclas, empecé
a hablar por el móvil, mientras sujetaba las gafas de sol con los dientes, me
conecté al Whatsapp y me puse a hablar con Jas. De repente, de una calle salió
Alan, dándome una palmadita en la espalda, a la que yo reaccioné sobresaltada.
Sabía que era Alan, había escuchado antes su voz. Ni si quiera me giré para mirarle
cuando se me cayó el móvil, dejando por el suelo la batería, la tarjeta y la
tapa trasera del móvil. Me agache a recogerla, mientras que Alan me hablaba.
-
No se lo digas a Jas.- me
dijo Alan.
-
¿Decirle el qué? –contesté .
-
Me he encontrado con Zac.-
-
¿ Encontrado o has ido a
buscarle?
-
En realidad me ha pillado por
sorpresa
-
¿ Y que ha pasado?
-
Mírame a la cara y lo
sabrás.- dijo entristecido.
Nada más girarme, vi que tenía el ojo
morado e hinchado. Fuimos a mi casa, donde le puse una bolsa de hielo, y cuando
le empezó a bajar la hinchazón, le seguí preguntando sobre lo sucedido.
-
¿ Pero que habéis hecho para
tener un ojo morado?
-
Nada, que ha cogido y me ha
pegado un puñetazo – contestó arrepentido.
-
¿ Y lo dices así?
-
Si, pero por favor, no se lo
digas a Jas…
-
Jas ya lo sabe. –dije
haciendo que se quedara sorprendido. –Pero solo sabe que fuiste a amenazar a
Zac.
-
Pero yo no fui a amenazarle,
no se ni como se ha enterado de que estoy con Jas.
-
Pero no estás con Jas, por lo
menos aún no.
-
Ya, pensaba ir a pedirle que
saliese conmigo, pero no puedo ir con un ojo morado.
-
Te entiendo. Bueno, podemos
ir a explicarle todo lo que ha pasado, o te puedes quedar en mi casa hasta que
te baje la hinchazón.- dije dándole a elegir.
-
Prefiero tu casa- contestó sonriéndose.
Subimos a mi cuarto, el se sentó en mi
cama, apoyado en la pared, quitándose las zapatillas, mientras que yo, me
sentaba a su lado y me descalzaba.
La bolsa de hielo empezaba a gotear, pero
hice caso omiso y entré con el portátil en tuenti.
Tenía 2 mensajes privados. Jas, como era
de esperar, y otro de Erik.
En el mensaje de Jas leí:
No se si hacerlo, pero creo que quiero
pedirle salir a Alan. ¿Qué debo hacer? Te quiero.
Se lo enseñé a Alan, que estaba
entretenido con las gotas que caían. Se ruborizó lo suficiente como para que
sus mejillas se pusieran rojas. Lo que hizo sacarme una sonrisa.
Alan se levantó y fue ha quitarse la
bolsa de hielo, la dejó derritiéndose en mi bañera.
Aún tenía el ojo morado, pero por lo
menos no lo tenía tan hinchado.
Se volvió a sentar en la cama, mirando de
reojo mi portátil, yo mientras tanto, leía el mensaje de Erik:
Preciosa, ¿Qué tal estás? . No viniste a
verme esta tarde… me sentí solo. ¿Vendrás mañana? Te quiero y buenas noches.
No me había dado cuenta de que ya era de
noche, mis padres estarían a punto de decirme que era hora de cenar.
-
Bueno, ¿ te acompaño a tu
casa?- le pregunté a Alan.
-
No, da igual, tampoco tenía
pensado ir allí.- contestó mirando al suelo.
-
¿ Y porque no?- pregunté
curiosa.
-
Como mis padres vean mi ojo
no me dejarán salir, te lo aseguro, y quiero ver a Jas.
-
¿Y donde tienes pensado ir?
-
¿ Donde Erik?- dijo no muy
convencido.
-
Si vas allí, la habrás
cagado. Harás que se meta Erik, y creo que ninguno de los dos queremos eso.-
contesté seca.
-
¿Y donde voy?- preguntó
mirándome a la cara.
-
Te quedarás en mi casa.
-
¿En la habitación rosa? –
dijo mirando las paredes, pero a la vez sonriendo.
-
¿Prefieres no ver a Jas?-
dije contraatacando.
-
Creo que me está empezando a
gustar el rosa, ¿sabes?- contestó sonriéndose.
-
Voy a cenar, ahora te traeré
algo –dije acercándome a la puerta.
-
Gracias, enserio. –dijo él
con media sonrisa.
Al volver de la cena, había conseguido
traer un poco de ensalada y unas natillas. A si que nada mas subir, se lo entregué.
-
¿Qué has estado
haciendo?-pregunté.
-
Hablando con Jas. –dijo
moviendo el tenedor en la ensalada.
-
¿Y que te ha contado?
-
Nada, que qué tal… ya
sabes…lo de siempre.-dijo triste.
-
Bueno, ya cambiaréis de
conversación.- le dije intentando animarlo.
-
Cambiando de tema. ¿Tus
padres saben que estoy aquí?
-
No. Ni lo van a saber ¿Vale?-
Le dije intentando que me obedeciese.
No había dos camas, a si que, intenté que
me dejara que yo durmiese en el suelo, pero el se negó, a si que terminamos en
la cama los dos juntos.
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